APENAS EL FIN DEL MUNDO , DE JEAN LUC LAGARDE –
DIR. DIEGO ARBELO- ESTUARIO Y ESCENOGRAFIA GERARDO EGEA
TEATRO SOLIS-SALA ZABALA MUNIZ.
Un hombre que vive alejado físicamente de su
familia regresa a su hogar para despedirse y anunciar su muerte cercana en el
tiempo. A su llegada afloran conflictos no resueltos en el ámbito familiar, reproches,
rivalidades y cargos de conciencia principalmente con su hermano mayor, se
producen duros enfrentamientos, y al final el hombre parte sin llevar adelante
su propósito.
Es un texto difícil de montar y de asistir, porque
rehuye una óptica naturalista y por
momentos se torna ininteligible en su afán de ser poético.Sus diálogos son más
bien monólogos superpuestos y tienen mucho del teatro de Ionesco en su no
naturalismo.
La obra es en realidad semibiográfica porque el
autor la escribe bajo la influencia de un diagnóstico de SIDA recibido 2 años atrás
y que en los años 90 significaba más
bien una condena de muerte, que efectivamente lo alcanzó 3 años después a la
absurda edad paa morir de 38 años
La versión es notable con una dirección de asombrosa
madurez en un director que hace sus primeras armas en la profesión y un elenco
de calidad pareja en el que me gustaría destacar el profundo trabajo interior del
protagonista, con varias escenas muy difíciles, particularmente un angustiante
monólogo final, pero no puedo hacerlo porque el programa , siguiendo la absurda
tendencia actual en la materia no incluye el reparto.
Ps. Investigaciones ulteriores permitieron identificarlo
como MAURICIO CHIESSA , lo cual me permite ahora hacerle justicia a su gran
trabajo, muy sentido, dotado de gran vida interior. También permitió por
exclusión identificar a FERNANDO AMARAL, excelente actor que hace el papel del
hermano que da muy bien la frustración y la violencia contenidas que emergen a
borbotones descontrolados en momentos clave de la obra.
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