MIEMBRO
DEL JURADO DE ROBERTO PERINELLI-DIRECCION CORINA FIORILLO
SALA
LUISA VEHIL DEL TEATRO NACIONAL CERVANBTES
En
el simpático espacio de la sala menor de las 3 que tiene el Teatro Cervantes,
un lugar que desde si mismo invita a la clasutrofobia, se enfrentan un recién egresado
de la cárcel donde ha cumplido en 9 años una pena de 15 reducida debido a
su buena conducta y un misterioso
personaje que lo ha ido a recoger a la salida del presidio convidándolo a venir
con él hasta su vivienda, un sucucho dentro de una casa abandonada , adonde irá
a abordarlo su Jefe para proponerle un
trabajo junto a una banda de cuya real actividad no se quiere hablar.
Superadas
las desconfianzas y temores iniciales, el presidiario se va aflojando, entrando
en intimidad con su “ anfitrion” a quien va contando pedazos de su vida, hasta
llegar al que lo llevó a la cárcel . la violación y asesinato de una niña de 14
años en una noche de borrachera en la que fue desafiado por sus camaradas del
bar a hacerlo, ya que la niña cuando pasaba “ lo miraba provocativamente “
El
espectador también se va aflojando,no importándole que mientras
habla el dueño de casa afile diversos instrumentos cortantes, ya que esa aparece
ser su actividad.
Hasta
que la realidad asoma en el escenario y sorprende a todos como un verdadero puñetazo en el abdomen.
65
minutos le bastan y sobran al autor, para con máxima concentración y sin
disgresiones, narrar la situación y crear el clima adecuado para ella,. En un
drama absorbente e impactante que es potenciado por dos geniales actuaciones de
ERNESTO CLAUDIO y ROBERTO VALLEJOS que parecen
haber nacido dentro de sus personajes, pero sobretodo de SILVINA BOSCO que tiene
en su aparición final una escena difícil de sostener, que pide toda la emoción
de la actriz, que queda explicablemente agotada. Uno de los momentos que hacen
que ir al Teatro sea un gran ejercicio
emocional y una experiencia enriquecedora
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