ACUERDO
CON EL DIABLO DE LUIS AGUSTONI. DIR. MAXIMO VARGAS-TEATRO EL OJO –
Una
hermanita esta sola en un caseron enorme cuidando de la dueña, una anciana
señora en proceso de abandonar el mundo ( y que ella ruega a Dios sea mas bien
temprano que tarde )- Estando la paciente convenientemente instalada en la cama
y durmiendo, decide instalhacer uso de la sala y comer algo. Su comida es
interrumpida por la llegada de una prostituta de alta clase especializada en
lideres mafiosos y uno de ellos, que vienen de la fiesta que esta teniendo lugar
en una mansión vecina, a la búsqueda de la intimidad necesaria para mantener una relacion. El problema es
que ellos son a su vez interrumpidos por la llegada de otros 2 mafiosos,
encargados de la seguridad del Jefe supremo de la Organización, que vienen a
ultimar su colega por un acto de traicion que ha sido descubierto.
A
partir de esta situación la obra de Agustoni desarrolla con singular habilidad
una serie de situaciones hilarantes y confusas ( para los personajes, no para
el espectador ), donde se suceden los cambios de personajes,los descencuentros
y – al menos en apariencia- las muertes, dando lugar a un espectáculo siemrpe
cambiante y siempre divertido, que arranca mas de una carcajada general en la
platea.
Al
servicio del texto hay un excelente quinteto de actores, que se desdoblan dando
vida a los personajes que nunca llegan a parecer meros instrumentos de la
comedia, sino que tienen una rica vida propia, con especial destaque para LAURA
ACCETTA magnifica como la hermanita piadosa que debe adoptar las vestiduras de
la prostituta para permitir la fuga de esta. Son ellos ELINA SPINETTA (
adecuadamente rea y terrenal como su
personaje, que logra un momento de gran comicidad cuando tiene que
ponerse en el personaje de monja ) MATIAS DURINI como el mafioso traidor y los
excelentes e intensos SEBASTIAN BAUZA y
SANTIAGO RAPELA que tienen a su cargo
personajes que son mas bien tragicos en su vida ligada al crimen, pero que
deben entrar en el juego de la comedia sin perder credibilidad ni seriedad ( y
vaya si lo logran ¡! ) y que tienen a su cargo la sorprendente escena final que
no es conveniente revelar aquí. DEBE VERSE.
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