VIGILIA DE
NOCHE
DE LARS
NOREN
VERSION Y
DIRECCION DE DANIEL VERONESE
TEATRO PICADERO
Una
producción original del Complejo Teatral BuenosAires, estrenada originalmente
en la Sala Cunil Cabanellas del TGSM, hoy cerrado por reformas.
Noren es un
importante autor sueco que ha dirigido los Teatros Estatales de Estocolmo y
Gotemburgo. Sus obras presentan situaciones límite de las relaciones
interpersonales y familiares y se caracterizan por extensos y exasperados
diálogos desarrollados extensamente en textos cuya representación integral llevaría
más allá de las 5 hortas, lo que ha llevado a que , como en el presente caso,
la escenificación se haga sobre la base de una drástica reducción e menos de la
tercera parte del texto original.Y se agradece.
Noren reúne en
una casa a dos hermanos que están alejados y que se han reencontrado en la
ceremonia de cremación de su madre recién fallecida y sus respetivas esposas.
Hay una gran tensión entre ambos hermanos que se atacan más allá de lo
razonablemente esperable y a su vez cada uno de ellos sostiene una relación muy
conflictuada con sus respectivas mujeres,
con las que se encuentran al borde de la separación.
Todo esto es
expuesto en una sucesión de escenas violentas , donde los personajes se atacan,
se insultan, sacan a luz sus más íntimas heridas y frustraciones.
El conjunto
suena excesivo, sobrecargado y más bien supérfluo, pero es redimido por 4
excelentes actuaciones de los integrantes del elenco, que dejan el alma en el
escenario y acaban la función auténticamente destrozados.
LUIS
MACHIN tiene a su cargo un personaje
ingrato, agotador poco proclive a exteriorizar sus heridas y que cuando lo hace
afloran en forma de violencia. El actor logra un trabajo mayúsculo. A su lado MARA BESTELLI tiene un
trabajo también agotador porque mayormente se expresa a través de
silencios y contraescenas. No más descansado precisamente es el trabajo de
PILAR GAMBOA que es más bien una llaga expuesta y a la que la acrtiz le aporta
todo el genuino sufrimiento de una intérprete que se entrega de lleno a su
personaje. Y WALTER JAKOB encara con total convicción a su marido que oscila entre verla como un
paciente analizable o como una pareja real.
Por ellos
vale la pena ver la obra.
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