EL CORDERO DE OJOS AZULES DE GONZALO DE MARIA DIRECCION LUCIANO CACERES-TEATRO REGIO
En primer lugar hay que agradecer a los vecinos de Villa Urquiza que mediante su lucha hayan conseguido salvar el Teatro Regio cuando tantas otras salas , muchas de ellas mejor ubicadas-fuerza es reconocerlo-han sucumbido en los últimos años.Yo tenia cierta resistencia a ir debido a la ubicación bastante a trasmano, pero desde que ingrese al circuito del off he ido a lugares bien mas inhospitos, asi que me anime a ir esta vez.
La sala en si es hermosa y hubiera sido una pena perderla, y en este caso ademas esto se potencia con la escenografia elegida, una imensa estructura de madera con cruces que invaden la platea y que sumadas a la quema de incienso introducen al espectador en el clima de la obra aun antes de comenzar el espectaculo.
Es un texto barroco, excesivo y de extraña belleza.
Esla epoca posterior a la caida de Rosas. Buenos Aires esta siendo victima de una terible epidemia de peste con centenares de nuevos muertos cada dia. Parece como que el juicio final estuviera a la vuelta de la esquina
En el semi abandonado edificio de la Catedral estan refugiados la ex amante del Cardenal, que ha fallecido por la peste y un pintor que debe cumplir con un contrato obtenido para pintar un mural sobe Santa Lucia.. Es una obsesion personal de la” Cardenala “que tiene una fijacion personal con la Santa por su decision de arrancarse los ojos y abrazar intencionalmente la ceguera, ya que ella hace un verdadero culto de la fealdad que siente la incluye a ella al propio Cardenal y a la hija tonta que ambos han engenderado. El conflicto se agudiza cuando el pintor en una escapada al exterior vuelve con un joven angelical, alto , rubio, el cordero de ojos azules del titulo y decide cambiar el tema del muro para San Sebastián frustrando los deseos de su empleadora. .Hay un secreto en la identidad del joven que no es convniente revelar y que desemboca en un final sangriento que no sera del agrado de todos.
La puesta es excelente. Se beneficia de dos memorables actuaciones de LEONOR MANSO y CARLOS BELLOSO al par que la preencia singular del joven GUILLERMO BERTHOLD en un papel mudo que pasa buena parte de la obra desnudo y que debe proyectar solo con la mirad un carácter angelical que es su esencia.
Un apasionante ejercicio de estilo.
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