HE MATADO A NAPOLEON (HO UCCISO NAPOLEONE ) , DE
GIOGIA FARINA SOBRE GUION DE LA DIRECTORA Y DE FEDERICA PONTREMOLI – ITALIA 2015.
Anita, la protagonista absoluta del film, es una
ejecutiva de suceso en una firma productora de medicamentos que está a punto de
lanzar un remedio mágico para adelgazar acerca del cual existen diversas dudas
sobre sus efectos colaterales, que no le importan demasiado a la dirección muy
entusiasmada con las enormes perspectivas de lucro asociadas el nuevo remedio.
Sucede que Anita ha venido teniendo una relación
amorosa ( si es que así se puede llamarla ) con su Jefe, de resultas de la cual
sin que ella lo supiera está embarazada de cuatro meses. Al contárselo a su
Jefe precisamente el día en que éste la promueve a un cargo superior pasándole por
encima a sus rivales dentro de la empresa, lo pierde todo porque siendo él un
hombre casado y con hijos , toma distancia de la situación y además para mayor seguridad
la hace despedir de la Empresa.
Abrumada por los dos dramáticos cambios que acaba
de sufrir su vida , se sienta en un columpio de un parque y acaba conociendo a
una dealer que opera en el columpio contíguo, a través de la cual conocerá
muchas otras mujeres cada una de las cuales pasará a desempeñar un papel en su
lucha por el retorno y la venganza. Esta se transforma en una lucha de
talentos, sinuosidad y frialdad entre la protagonista , su amante /Jefe y un abogado
dela firma que quiere aprovechar en su favor l situación planteada.
Es interesante de ver, sus personajes son amenudo
sofisticados , pero en suma la trama es complicada, superficial e inconvincente
por lo que funciona apenas como un buen pasatiempo.
Napoleón es un pez ornamental que la niña de los
vecinos confía a Anita cuando parte de vacaciones con sus padres dándole
detalladas instrucciones sobre cómo alimentarlo y cuidarlo, y que ella con su
habitual frialdad arroja en el inodoro inmediatamente que la niña se va. De
allí el título. Al regresar la niña compra otro pez igual y se lo “ devuelve “
Un apunte interesante es la sorpresa de Anita al
saberse embarazada pues ella piensa que ha venido teniendo normalmente sus
períodos y no ha tenido síntoma alguno de embarazo fuera de alguna ocasional
acidez y algún dolor de cabeza. Parece ser que en un porcentaje reducido de
casos el embarazo produce ciertos sangrados resultantes de pequeños desprendimientos
de la placenta que pueden ser tomados equivocadamente como líquido menstrual.
Es obvio que al enterarse de la noticia su primer
reacción es la de abortar ese niño que no ha querido y del cual no tuvo
conciencia hasta ese momento. Pero la ley italiana sólo admite el aborto hasta
las 12 semanas, por lo que deberá encontrar un médico que mediante el pago de
honorarios más elevados finja creer que el embarazo es de 12 semanas y está por
lo tanto dentro de la ley. Los límites sirven sólo para encarecer el servicio.
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