UN SABOR A MIEL ( A TASTE OF HONEY ) DE TONY
RICHARDSON SOBRE GUION SUYO Y DE SHELAGH DELANEY BASADO EN LA OBRA TEATRAL DE
ESTA ULTIMA
GB 1961
GOLDEN GLOBE A LA MEJOR ACTRIZ DEBUTANTE (
TUSHINGAM )
BAFTA AL MEJOR FILM BRITANICO, MEJOR ACTRIZ
BRITANICA ( DORZA BRYAN )
MEJOR ACTOR Y ACTRIZ EN EL FESTIVAL DE CANNES
MEJOR FILM EN EL FESTIVAL INTERNACIONAL DE KARLOVY
VARY ( COMPARTIDO CON ACCATONE )
ESTRENADA EN BRASIL
Delaney escribió esta su primer obra teatral cuando
tenía sólo 20 años. Cuenta la leyenda que fue fruto de una discusión con
compañeros de estudio a los cuales ella sostuvo que podía escribir una obra más
exitosa que una pieza de Rattingan que venían de ver. Bastaba poner en la obra
una madre soltera, un negro y un homosexual.
Y acertó en lleno .Su obra , luego de estrenarse en
el pueblo irlandés de su origen, disfrutó de una extensa temporada en el West
End de Londres y en Broadway donde contó con la participación protagónica de dos grandes actrices ( JOAN PLOWRIGHT Y
ANGELA LANSBURY ) en su elenco.
Delaney nunca pudo repetir el suceso con sus obras
posteriores.
La obra se centra en la vida gris, desprotegida y
carente de amor de Jo, una adolescente condenada a vivir en mono ambientes
sórdidos con su madre , una mujer
totalmente en busca de placeres ( sexo, alcohol, baile ), y a cambiar
asiduamente de domicilio huyendo por las ventanas de los caseros cuando
reclaman por el atraso en el pago de los alquileres.
En una de las mudanzas conoce a un joven marinero
negro ( mestizo en realidad ) del cual se enamora y con el cual una noche que
está particularmente sola y carente tiene una única relación sexual de resultas
de la cual queda embarazada . Repite de
hecho la iniciación sexual de su madre que en una terrible escena le cuenta la
historia de cómo fue concebida, una tarde de mucho calor en la cual ella estaba
excitada y tuvo su debut sexual con el tonto del pueblo, un chico con retardo
mental a quien nunca volvió a ver después de ello.
Jo no quiere ser madre, de hecho detesta al bebe
que vendrá pero no le pasa por la cabeza practicarse un aborto, que es bastante
asequible en el Londres de la época, porque , como dice expresamente, considera un crimen
monstruoso matar a una criatura indefensa e inocente.
Como su madre consigue finalmente seducir a un
hombre joven ( podría ser su hijo y
quizás padezca del complejo de Edipo ) y rico y se muda a vivir con él, Jo toma
un empleo , alquila un enorme loft en un barrio bastane deteriorado y comienza
a tener su propia casa.
Al poco tiempo se une a ella en la vivienda
Geoffey, un joven homosexual que acaba de ser expulsado de la pensión donde
vivía porque la regente de la misma lo descubrió acostado con otro hombre.
Geoffrey que contrariamente a Jo tiene instinto maternal y adora decorar la casa,
lavar y cocinar pronto se convierte en el ama de llaves de Jo, una presencia
insustituible en su vida donde finalmente ha aparecido el amor si bien
obviamente excluye el sexo. Geoffrey quisiera casarse con Jo y ser el padre del
bebe por venir, pero ella no se muestra receptiva.
Todo esto sufre un vuelco cuando la madre de Jo
regresa a su casa, despedida como fue por su amante joven que huyó con otra
mujer. Viene dispuesta a asumir su posición de mando y le molesta Geoffrey a
quien echa de muy mala manera.
El final en el film es ambiguo habiendo una cierta
esperanza de que Geoffrey y Jo se reencuentren. En la obra teatral desaparecía
y no se tenían más noticias de él.
La obra terminaba con una frase estupenda de la
madre que al enterarse que el bebé puede llegar a nacer negro, comenta resignadamente
Y BUENO, LE PONDREMOS MOGAMBO Y LO HAREMOS ZAPATEADOR. Tengo grabado en la
cabeza el tono con que lo decía CHINA ZORRILLA en una de sus más geniales
actuaciones en la versión del TEATRO DE LA CIUDAD DE MONTEVIDEO, junto a una no
menos genial GRACIELA GELOS.
En la película hay excelentes actuaciones de RITA
TUSHINGAM que debutaba con este film y saltó automáticamente al estrellato, la
veterana actriz de teatro DORA BRYAN
como la madre y el excelente MURRAY MELVIN como Geoffrey.
El film iustra el viejo problema de las adaptaciones
cinematográficas de obras teatrales famosas. Hay dos posiciones extremas : la
de los directores que montan la pieza original y la registran con la cámara de
cine, que a lo sumo se permite incluír primeros planos, o ilustrar contra
escenas. Del otro lado están los directores que pretenden borrar el origen
teatral y sacan a la peiza de sus cuatro paredes, incluyen escenas en
exteriores, hacen menos hablada la acción.
Richardson, que colaboró en la adaptación con la
propia autora, opta por este segundo camino y la película es abundante en
exteriores y registra en vivo escenas que en la obra son solo referidas en los
diálogos. El resultado es interesante porque amplía el entendimiento de los
personajes, pero al mismo tiempo no se puede negar que pierde buena parte de la
tensión dramática. Yo prefi3ero las
versiones que son fieles a los textos.
De todos modos es un film valioso, un auténtico
clásico del cine británico.
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